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ECHAR RAÍCES


Lectura: Mateo 13:1-9 
Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. —Mateo 13:5


Una parte pequeña de mi jardín parecía no poder cobrar vida. La hierba siempre era escasa en ese lugar, al margen de cuánto la regara.

Así que, un día, hundí una pala en este terreno problemático y descubrí el problema: justo debajo de la superficie había una capa de piedras de unos ocho centímetros. Entonces, reemplacé las piedras con tierra fértil de la mejor clase, donde las semillas nuevas pudieran arraigarse.

Jesús habló de las semillas y de los terrenos. En una parábola de Mateo 13 sobre lo que sucede cuando la semilla del evangelio se planta en diversos tipos de tierra, dijo que aquellas que caen sobre las piedras, «donde no [hay] mucha tierra», crecen rápidamente, pero después mueren al sol (vv. 5-6). Hablaba de los que han escuchado y recibido el evangelio, pero el mensaje no ha echado raíces en sus vidas. Cuando surgen problemas, estas personas (que no son creyentes genuinos), desaparecen.

Cuán agradecidos podemos estar por las palabras de Jesús que concluyen esta parábola: «Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto…» (v. 23). Es un recordatorio maravilloso del privilegio y la responsabilidad que acompañan a nuestra salvación.

Alabemos a Dios por la semilla del evangelio y por el terreno del crecimiento espiritual.
—JDB
Un corazón abierto a Dios es un terreno donde puede florecer la semilla de la Palabra.
Tomado: Ministerios RBC

¿QUÉ ES EL AMOR?


Lectura: Salmo 103:1-14 
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo… —1 Juan 4:10


Cuando a los niños se les pregunta «¿qué es el amor?», dan algunas respuestas grandiosas. Noelia, de siete años, dijo: «Amor es cuando le dices a un chico que te gusta su camisa, y después él la usa todos los días». Rebeca, de ocho años, respondió: «Como mi abuela tiene artritis, ya no puede inclinarse para arreglarse las uñas de los pies. Entonces, mi abuelo se las arregla siempre, aun después de que sus manos también se enfermaron de artritis. Eso es amor». Jésica, también de ocho años, concluyó: «Uno no debe decir “te amo”, a menos que sea cierto. Pero si realmente es así, hay que decirlo muchas veces. La gente se olvida».

A veces, nosotros necesitamos que se nos recuerde que Dios nos ama. Nos concentramos en las dificultades de la vida, y nos preguntamos: ¿Dónde está el amor? Pero si hacemos una pausa y consideramos todo lo que el Señor ha hecho por nosotros, recordaremos cuánto nos ama Dios, porque Él es amor (1 Juan 4:8-10).

El Salmo 103 enumera los «beneficios» que el Señor derrama sobre nosotros por amor: perdona nuestros pecados (v. 3), nos sacia de cosas buenas (v. 5) y aplica derecho y justicia (v. 6). Es lento para la ira y grande en misericordia (v. 8), no trata con nosotros conforme a lo que merecen nuestras iniquidades (v. 10) y aleja nuestros pecados como está lejos el oriente del occidente (v. 12). ¡Nos ha perdonado!

¿Qué es el amor? Dios es amor, y derrama ese amor sobre ti y sobre mí. —AMC
La muerte de Cristo es la medida de cuánto te ama Dios.
Tomado: Ministerios RBC

SABIDURÍA DE LAS MASAS


Lectura: 1 Corintios 1:18-25 
Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay seguridad. —Proverbios 11:14


La descripción en Internet de La sabiduría de las masas dice: «En este fascinante libro, el columnista sobre economía James Surowiecki explora una idea sencilla, pero engañosa: los grupos grandes de personas son más listos que las elites minoritarias, independientemente de su inteligencia; mejores para resolver problemas, fomentar innovaciones, llegar a decisiones sabias, e incluso para predecir el futuro».

El autor emplea una variedad de cosas, desde la cultura pop hasta la política, para presentar un concepto básico: en la mayoría de los casos, la masa tiene razón. Es una teoría interesante, pero probablemente podría debatirse en épocas de elecciones o cuando nuestro participante favorito es eliminado del concurso en un programa de televisión.

La Biblia deja claro que la sabiduría de las masas puede ser dudosa e incluso peligrosa (Mateo 7:13-14), pero también señala que hay otra clase de sabiduría colectiva que puede ser útil. En Proverbios 11:14, leemos: «Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay seguridad». Uno de los beneficios del cuerpo de Cristo es que podemos ayudarnos unos a otros; en parte, trabajando juntos para obtener la sabiduría divina. Cuando nos unimos para llevar a cabo los propósitos de Dios, hallamos seguridad en la comunión mutua que Él nos proporciona y recibimos su sabiduría para enfrentar los desafíos de la vida. —WEC
Obtenemos mejor la sabiduría divina cuando la buscamos juntos.
Tomado: Ministerios RBC

ESPERANZA BIENAVENTURADA


Lectura: 2 Pedro 3:10-18 
Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. —Tito 2:13


Han ido y venido muchísimas predicciones sobre el fin del mundo. Estas cosas perturban y suelen llenar de miedo a la gente. No obstante, la Biblia habla de un tiempo llamado «día del Señor», cuando Él realmente volverá. Sin lugar a dudas, sucederá, pero solamente Dios sabe cuándo.

Los seguidores de Cristo pueden anhelar que ese día llegue. A la luz de tal suceso futuro, el apóstol Pedro declara cómo puede el creyente vivir con un propósito glorioso (2 Pedro 3:10-18): mirar hacia arriba, viviendo de una manera que honre a Cristo (v. 11); mirar hacia dentro, esforzándonos al máximo para estar en paz con Dios (v. 14); y mirar hacia fuera, estando alertas para que la influencia perjudicial de otros no nos descarríe (v. 17).
¿Cómo lo hacemos? «… [creciendo] en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (v. 18). Cuando nuestro carácter madura a través de la Palabra escrita, empezamos a relacionarnos más íntimamente con Jesucristo, la Palabra viva. El Espíritu Santo toma la Palabra de Dios y nos guía en cuanto a cómo debemos vivir.

El día del Señor no debe ser una jornada de temor para los seguidores de Cristo. Nuestro Rey volverá para arreglar todas las cosas y gobernar para siempre. Aguardamos ese momento con gran expectativa. Es nuestra «esperanza bienaventurada» (Tito 2:13). —CHP
Un día, ¡Jesucristo volverá para reinar y gobernar!
Tomado: Ministerios RBC

ME GUSTA


Lectura: Mateo 5:17-20 
La suma de tu palabra es verdad… —Salmo 119:160


Pandora es una de las maravillas musicales de la era de Internet. Te ayuda a crear tu propia estación de radio al permitirte «personalizar» tu música. Reproduce una canción y tú haces clic sobre una señal para indicar si te gusta o no. Así terminas teniendo una serie de canciones que te agradan.

Lamentablemente, a veces hacemos lo mismo con la Biblia. Algunos eligen ciertos pasajes escriturales que les gustan más e ignoran los otros, y así, «personalizan» sus preferencias. El salmista consideró la Palabra de Dios de la siguiente manera: «La suma de tu palabra es verdad…» (Salmo 119:160). Y el apóstol Pablo le dijo al joven pastor Timoteo: «Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil…» (2 Timoteo 3:16).

Las Escrituras eran importantes para Jesús (Mateo 5:17-18), pero Él no las tomaba como lo hacían los líderes religiosos de su época. Para Él, «no matarás» estaba al mismo nivel de «cualquiera que se enoje contra su hermano» (vv. 21-22). Lejos de personalizar las Escrituras, le interesaba la motivación de la gente al aplicarlas en su totalidad.

A medida que abracemos la Palabra de Dios más plenamente, conoceremos más al Señor y desearemos honrarlo. —MLW
Cuando abras la Biblia, pídele a su Autor que abra tu corazón.
Tomado: Ministerios RBC

EL PODER DE LA COMPASIÓN


Lectura: Isaías 42:1-9 
No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare… —Isaías 42:3


Francis Schaeffer, escritor y apologeta cristiano, tenía dificultades para deletrear las palabras correctamente debido a su dislexia. En la universidad donde asistió, los errores de ortografía bajaban sus calificaciones en todos los trabajos escritos que debía presentar. Durante su primer año de estudios, un profesor le dijo: «Esta es la mejor monografía de filosofía que he leído en toda mi vida, pero es la peor escrita. ¿Qué voy a hacer? No puedo aprobarte».

Francis respondió: «Señor, nunca pude escribir bien. Por favor, ¿podría simplemente leer lo que quise decir, sin preocuparse por la ortografía?».

Después de una larga pausa, el profesor contestó: ¿Sabe, Sr. Schaeffer? Me parece que eso es lo que haremos». Su respuesta sabia y compasiva estimuló a este joven dotado, para que, posteriormente, ayudara a muchas de las generaciones inquisitivas durante las décadas de 1960 y 1970 a encontrar el camino a la fe en Cristo.

Isaías declaró sobre el Mesías prometido: «No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia» (Isaías 42:3). Esta imagen habla de una Persona amable, pero también poderosa, que libera a los cautivos y anima a quienes están descorazonados y tentados a caer en la desesperación.

Jesús vino a liberarnos del pecado, no a condenarnos por nuestra condición. Hoy ofrece salvación y estímulo a todos los que acuden a Él. —DCM
Cuando acudimos a Cristo quebrantados, Él nos recompone.
Tomado: Ministerios RBC

PERTENENCIA


Lectura: Juan 14:1-11 
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; […] voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Juan 14:2


Mi papá tenía muchísimas historias sobre su pueblo natal. Puedes imaginarte qué emoción sentíamos cuando, en mi infancia, íbamos con toda la familia allí cada verano. Pescábamos junto al río San José y visitábamos la granja de su niñez, donde todas aquellas historias habían cobrado vida. Aunque ese lugar nunca había sido realmente el mío, siempre que lo visito —ahora con mis propios hijos, ya crecidos, y con mis nietos— me envuelve un nostálgico sentimiento de pertenencia.

Jesús habló con sus discípulos sobre su hogar en el cielo, el cual dejó para venir a vivir entre nosotros. Qué gozo le habrá dado decirles a aquellos seguidores: «En la casa de mi Padre muchas moradas hay […]; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. […] para que donde yo estoy, vosotros también estéis» (Juan 14:2-3). Sin duda, Jesucristo, quien «por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz» (Hebreos 12:2), anhelaba regresar a su hogar celestial y llevar consigo a sus hijos para que estuvieran allí con Él.

Pensar en que Jesús nos llevará a la casa de su Padre celestial nos llena de una gran expectativa y nos impulsa a contarles a otros la buena noticia sobre el Hijo que vino para rescatarnos de este mundo caído. —JMS
Solamente Cristo puede llenarnos de un sentimiento de pertenencia como nunca antes hemos experimentado.
Tomado: Ministerios RBC

REFLEJOS EN LAS VENTANAS


Lectura: Salmo 34:1-10 
Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley. —Salmo 119:18


Durante nuestras vacaciones en Alaska, vi gran parte del panorama a través de las ventanillas de vehículos en movimiento. Estaba agradecida por los vidrios que me permitían ver la belleza y mantenerme seca y abrigada. Pero las ventanillas también representaban un desafío: cuando llovía, las gotas por fuera obstaculizaban la visión, y cuando cambiaba la temperatura, se empañaban por dentro.

Esos desafíos me ayudaron a entender por qué no podemos ver la vida como Dios la diseñó. El pecado oscurece la belleza que el Señor quiere que disfrutemos. A veces, el pecado está adentro: nuestro egoísmo nos empaña la visión, y hace que nos consideremos más importantes de lo que somos y olvidemos los intereses de los demás. Otras veces, ese pecado está afuera: las injusticias de otros nos hacen llorar desconsolados y las lágrimas nos impiden ver la bondad del Señor. Venga de donde venga, el pecado no nos permite observar cuán maravillosa y gloriosamente diseñó Dios la vida.

Aunque «ahora vemos todo de manera imperfecta, como reflejos desconcertantes» (1 Corintios 13:12 ntv), percibimos lo suficiente como para saber que Dios es bueno (Salmo 34:8). Las muchas cosas extraordinarias que Él ha revelado nos ayudarán a dejar el pecado y actuar para reducir sus consecuencias en el mundo. —JAL
La única manera de ver la vida claramente es enfocándonos en Cristo.

Tomado: Ministerios RBC

DESDE LA NIÑEZ


Lectura: 2 Timoteo 3:14-17 
Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir… —Marcos 10:45


El verano pasado, nuestra iglesia invitó a un joven a unirse al equipo pastoral. Mientras Caleb contaba que había crecido en Costa Rica cuando su familia estaba sirviendo a Cristo allí, reflexionó en las palabras de 2 Timoteo 3:14-17 y dijo que desde su niñez había conocido la Biblia. Sus padres le habían enseñado las verdades de las Escrituras para que pudiera ser «sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús» (v. 15). Reconoció que su preparación para ser pastor había comenzado cuando todavía era un niño.

Nuestra congregación tuvo la oportunidad de «conocer» a su familia en Costa Rica a través de una videoconferencia por Internet. El papá de Caleb desafió a su hijo a aplicar las palabras que Jesús dijo acerca de sí mismo en Marcos 10:45. Le aconsejó: «Caleb, recuerda el lema de nuestra familia: “Estamos aquí para servir, no para ser servidos”». Era fácil comprender cómo este joven había llegado a ser maduro en la fe.

Los hijos que Dios nos ha confiado son regalos preciosos. Hay un buen fundamento que ayudará a cada uno de ellos a convertirse en un creyente maduro, «perfecto, enteramente preparado para toda buena obra» (2 Timoteo 3:17). Con la ayuda de Dios, podemos ceder el relevo de la fe a las generaciones futuras. ¡Qué gran privilegio poder ser siervos como lo fue Jesús! —CHK
Los hijos son joyas preciosas de Dios; ayúdalos a brillar para Cristo.
Tomado: Ministerios RBC

EL OCHENTA POR CIENTO


Lectura: Salmo 69:29-36 
Alábenle los cielos y la tierra, los mares, y todo lo que se mueve en ellos. 

Salmo 69:34

Hace poco, vi un cartel que decía que el ochenta por ciento de los seres vivientes de la Tierra están en los mares. Ese número sorprendente es difícil de asimilar, en gran parte porque la mayoría de esos seres no se ven.

Al considerar este tema, pensé cuánto más maravillosa es la creación de Dios de lo que habitualmente apreciamos. Aunque puede resultar sencillo quedarnos sin aliento ante una majestuosa cadena montañosa o el panorama de un atardecer, a veces no percibimos su obra extraordinaria en ciertos detalles que exigen un examen más minucioso. Los océanos no solo esconden gran parte de la creación divina, sino que otros de sus componentes son demasiado pequeños para observarlos con nuestros ojos. Desde lo microscópicamente pequeño hasta los confines inexplorados del universo, todo es obra de nuestro Creador. En todas esas estructuras magníficas, visibles e invisibles, se revela la gloria creadora de Dios (Romanos 1:20).

Entender cada vez más sobre la maravilla de la creación debe siempre apuntar a la Persona del Creador… y estimularnos a adorarlo. Como declaró el salmista: «Alábenle los cielos y la tierra, los mares, y todo lo que se mueve en ellos» (Salmo 69:34). Si la creación ofrece alabanzas al Creador, con toda seguridad, nosotros podemos y debemos unirnos al coro. ¡Cuán poderoso es el Dios a quien servimos! —WEC
La maravilla de la creación nos hace exclamar: «¡Qué Dios tan maravilloso!».

Tomado: Ministerios RBC

ES JESÚS


Lectura: Isaías 53:4-12 
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados… —Isaías 53:5


Michael Brown era un niño judío. Vivía en Nueva York y no le interesaban los asuntos espirituales. Su vida giraba alrededor de ser percusionista de una banda, y cayó en las drogas. Pero después, unos amigos lo invitaron a la iglesia, donde le resultaron irresistibles el amor y las oraciones de la gente. Después de una breve lucha espiritual, aceptó por fe a Jesucristo como su Salvador.

Esto produjo un cambio radical en este joven judío descarriado. Un día, le contó a su padre que había escuchado textos del Antiguo Testamento que describían a Jesús. Sin poder creerlo, el padre le preguntó: «¿Dónde?». Cuando Michael abrió su Biblia, era Isaías 53. Lo leyeron juntos, y el joven exclamó: «¡Es Él! ¡Es Jesús!».

Sin duda, es Jesús. Con la ayuda de los creyentes y la guía del Espíritu Santo, Brown (actualmente erudito bíblico y escritor) reconoció al Mesías de Isaías 53. Experimentó la salvación que transforma vidas, perdona el pecado y da vida abundante a todos los que confían en el «varón de dolores» (v. 3). Jesucristo es Aquel «herido por nuestras rebeliones» que murió por nosotros en la cruz (v. 5).

La Biblia nos revela a Cristo, el único que tiene poder para cambiar vidas. —JDB
El Espíritu Santo utiliza la Palabra de Dios para transformar el corazón.
Tomado: Ministerios RBC

PERMANECER FIRMES


Lectura: Colosenses 1:19-27 
estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. —1 Corintios 15:58

Una amiga y yo construimos un simulador de flujos de agua para nuestro proyecto final de la clase de ciencia en la escuela secundaria. Con mucha ayuda de mi padre, hicimos una larga caja de madera contrachapada con una bisagra en el medio. La recubrimos con plástico y la llenamos de arena. En un extremo, colocamos una manguera, y en el otro, hicimos un agujero para drenaje. Después de armar todo, levantamos una punta del simulador, abrimos el grifo y observamos mientras se formaba un camino directamente hacia el agujero en la otra punta. El paso siguiente fue poner una roca en medio del flujo de corriente y ver cómo cambiaba la dirección del agua.

Ese proyecto me enseñó tanto sobre la vida como sobre la ciencia. Aprendí que no puedo cambiar la dirección de las cosas si estoy en la orilla del río. Tengo que meterme en la corriente de la vida y permanecer allí para desviar su flujo. Esto fue lo que hizo Jesús. La Biblia se refiere a la salvación como una roca (2 Samuel 22:47; Salmo 62:2, 6-7), y el apóstol Pablo explica que Cristo es esa Roca (1 Corintios 10:4). Dios colocó a Jesús en la corriente de la historia para cambiar su curso.

Cuando permanecemos firmes en Cristo, trabajando intensamente en la obra del Señor, Dios nos utiliza para modificar el curso de la historia mediante acciones obedientes que dirigen a otras personas hacia Él.—JAL
«Asegúrate de poner tus pies en el lugar correcto; después, mantente firme». —Abraham Lincoln
Tomado: Ministerios RBC

CAMINO SINUOSO


Lectura: Salmo 121 
No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. —Salmo 121:3

En su libro A Sweet and Bitter Providence [Una dulce y amarga providencia], John Piper ofrece estos pensamientos sobre la providencia y la guía de Dios: «La vida no es una línea recta que nos guía de una bendición a otra y que, finalmente, nos lleva al cielo. La vida es un camino sinuoso y complicado […]. Dios no solo aparece después de los problemas para limpiar todo. Él está trazando el curso y encargándose de los problemas con propósitos a largo plazo, para nuestro beneficio y para la gloria de Jesucristo».

Los judíos que viajaban a Jerusalén para las fiestas anuales (Deuteronomio 16:16) sabían con seguridad que el Señor estaba trazando su curso y encargándose de los caminos sinuosos y complicados. Expresaban esta certeza en el Salmo 121, la canción del peregrino. La pregunta «¿de dónde vendrá mi socorro?» no manifestaba dudas, sino confianza en el Señor que gobierna con soberanía (vv. 1-2). A diferencia de un guardia que a veces dormita o del dios Baal que necesitaba que lo despertaran (1 Reyes 18:27), el Señor está siempre alerta, y cuidó providencialmente a su pueblo durante el viaje (vv. 3-4). El mismo Señor que había rescatado a Israel seguiría ayudando y preservando a los suyos, y andando con ellos.

La vida es un camino sinuoso con peligros y problemas desconocidos, pero podemos estar seguros de la providencia, la seguridad y el cuidado de Dios.—MLW
Los problemas son imponderables; la providencia de Dios está garantizada.
Tomado: Ministerios RBC

JUGAR CON DOLOR


Lectura: Lamentaciones 3:1-3, 25-33 
Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias. —Lamentaciones 3:32


Gary Carter, jugador de béisbol y miembro del Salón de la Fama, era seguidor de Cristo. Durante sus 19 años de carrera, su fe en Dios le dio fortaleza y resistencia para competir. En un artículo del Wall Street Journal, poco después de la muerte de Carter a los 57 años por un tumor cerebral, el escritor Andrew Klavan relató cómo había influido en su vida.

A finales de la década de 1980, Klavan atravesaba el peor momento de su vida y pensaba suicidarse. Entonces, escuchó una entrevista a Carter después de un partido. Su equipo, los New York Mets, había ganado, y el maduro jugador había colaborado corriendo esforzadamente en un momento crucial del partido. Le preguntaron cómo había podido hacerlo con sus rodillas tan doloridas. Klavan escuchó su respuesta: «A veces, uno simplemente tiene que jugar con dolor». Esa simple declaración lo ayudó a salir de su depresión. «¡Yo también puedo hacerlo!», declaró. Animado, encontró esperanza… y más tarde, puso su fe en Cristo como Salvador.

La consoladora verdad detrás de la afirmación de Carter proviene de Lamentaciones. Quizá enfrentemos tristezas, dolores y dificultades, pero no tenemos que hundirnos en la auto conmiseración. El mismo Dios que permite que suframos también derrama sobre nosotros su abundante consolación (Lamentaciones 3:32). Con el amor del Señor que nos levanta, podemos (si es necesario) «jugar» con dolor.—DCR
Dios te librará del sufrimiento o te dará gracia para soportarlo.
Tomado: Ministerios RBC

CADA PALABRA CUENTA


Lectura: Deuteronomio 4:1-10 
No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos del Señor… —Deuteronomio 4:2


Kim Peek fue un prodigio, conocido por su extraordinaria capacidad de recordar, que memorizó todas las obras de Shakespeare. Durante la representación de Noche de reyes, Peek notó que el actor había omitido una palabra de uno de los versos. Entonces, repentinamente, se puso de pie y exclamó: «¡Un momento!». El actor se disculpó y dijo que había pensado que a nadie le importaría. Peek respondió: «A Shakespeare sí».

Las palabras son importantes. En especial, cuando son las propias palabras de Dios. Moisés le advirtió a Israel: «No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos del Señor vuestro Dios que yo os ordeno» (Deuteronomio 4:2). A menudo, les recordaba a los israelitas la misericordia y la fidelidad de Dios hacia ellos en el pasado. Pero también enfatizaba la importancia de obedecer los mandamientos del Señor mientras se preparaban para entrar en la tierra prometida. Les dijo que la obediencia daría como resultado bendiciones en la vida y una herencia abundante (vv. 39-40). A Dios le importaba cada mandamiento y cada regla. La importancia que su pueblo daba a la Palabra de Dios demostraba cuánto lo valoraban.

En la actualidad, cuando valoramos la Palabra de Dios, la manejamos con cuidado y obedecemos lo que dice, estamos ofreciéndole al Señor la reverencia que ciertamente merece.—MLW
La Palabra de Dios no necesita ni agregados ni recortes.
Tomado: Ministerios RBC

PROCURAR EL PREMIO


Lectura: 1 Corintios 9:24-27 


Y todo el que compite en los juegos […] lo [hace] para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. —1 Corintios 9:25 lbla

Todos los años, en marzo, la carrera Iditarod Trail se lleva a cabo en Alaska. Los conductores sobre sus trineos tirados por perros especiales recorren casi 1.700 kilómetros desde Anchorage hasta Nome. Los equipos competidores cubren esta gran distancia en un lapso de entre 8 y 15 días. En el 2011, John Baker batió el récord al tardar 8 días, 19 horas, 46 minutos y 39 segundos en completar el trayecto. El trabajo de equipo entre los perros y el conductor es extraordinario, y los participantes se esfuerzan tremendamente para vencer. El ganador recibe dinero y una camioneta nueva como premio. Pero después de tanta constancia en condiciones climáticas extremas, los elogios y los galardones tal vez parezcan insignificantes y efímeros.

La emoción de una carrera era un concepto conocido para el apóstol Pablo, pero él utilizó la competición para ilustrar un concepto eterno. Escribió: «Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible» (1 Corintios 9:25 lbla).

A veces, somos tentados a darles importancia a las recompensas terrenales, las cuales perecen con el paso del tiempo. Sin embargo, las Escrituras nos instan a centrarnos en algo más trascendente. Honramos a Dios al producir un impacto espiritual que será recompensado en la eternidad. —HDF
Corre la carrera con la eternidad en vista.

Tomado: Ministerios RBC




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